jueves, 10 de marzo de 2011

EL CARIBE MENOS IDÍLICO


No he entrado con buen pie en el nuevo año y eso se nota. A unas adversas circunstancias personales, se han sumado demasiadas averías, que digamos no son habituales y menos que ocurran en el corto espacio de dos meses.
Pero las cosas son así y debo sobrellevarlas con la dignidad y el talante que ha de poseer un marino.

Sabía que la remontada del Caribe hacia el este no iba a ser un camino de rosas, pero he dado en el clavo al elegir justo los días de alisio más fuerte y suerte que me paso casi a diario viendo mapas meteorológicos.
El corto paso por Haití es como haber traspasado la frontera del submundo, enseguida se acercan barcas no para vender o comerciar, sino directamente pidiendo comida, es tal la carencia de esta pobre gente, que un velero extranjero les debe de parecer el maná, realmente es penosa la realidad de la pobreza extrema en que está sumida el país, cuando la isla de la Vaca, donde hemos parado unas horas, tiene un potencial de belleza tremendo




La zona más latina del Caribe no está cumpliendo mis expectativas, demasiada burocracia como para sentir la incomodidad del férreo control de la autoridades a los navegantes de recreo, e incluso la corrupción se hace notar.
Como me comentan otros veleristas, que llevan más tiempo por estas aguas, todo es cuestión de acostumbrarse, en ello estoy pero me cuesta, realmente me cuesta.

Mi destino final en este tramo es República Dominicana, un país que conocí hace algo más de una década por motivos laborales y que ahora lo estoy viviendo desde el otro lado, del turista y su barco cargado de dólares a ojos de los avispados comerciantes nativos.
La diferencia es palpable, y los precios demasiado abultados para todo lo relacionado por la náutica, pero a medida que paso los días la cuestión se va serenando y estoy cogiendo el pulso al país y sus gentes, que me recuerdan a Venezuela.
Pronto he hecho amigos que me facilitan la estancia y orientan del modo en hacerme a la vida dominicana.

Aquí permanecerá el Bahía las Islas y Rufino, mientras de nuevo he de regresar a España, asuntos urgentes a resolver de cara a continuar mi proyecto de vida, me reclaman.

Angel Viana

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