miércoles, 22 de junio de 2011

SE CIERRA EL CIRCULO

Desde mi anterior artículo, no han pasado demasiadas cosas que no estén relacionadas con lo que realmente me gusta, la mar.
Mi llegada de nuevo al Caribe, esta vez acompañado, como no, por mi inseparable amigo Carlos y por Cesar, que por primera vez se interna en el Caribe náutico para conocer de primera mano futuras navegaciones con su catamarán El Temido III

La llegada a la República Dominicana sin contratiempos, rápida visita a Santiago, recoger a Rufino y despedirme de mis ya para siempre buenos amigos, Dan y Claudia, que con todo cariño han cuidado de él.
Un repaso al Bahía las Islas, necesario tras tres meses de inactividad y verdaderamente le hacen falta algunos ajustes; el más acuciante, resolver la avería en el motor del molinete de izado del ancla, pero la proverbial ayuda de un amigo dominicano, nos alivia del trance de tener que fondear a mano.

No cuesta mucho zarpar, habida cuenta que la meteorología no es adversa, tampoco es que sea muy favorable, pero mis amigos tienen fechas contadas para llegar a Venezuela y no es cuestión de demorarse más de lo necesario que les reste días de disfrute.
Este es el mal del marino, las prisas, pero una vez más hemos salido airosos de ellas y en tres días arribamos al pequeño archipiélago Aves de Barlovento.




Las sensaciones me son placenteras, lejos de los problemas burocráticos que aún quedan pendientes, como espada de Damocles. Amo navegar y sentir como el tiempo transcurre en el inmenso azul, arribar a islas desiertas, sumergirme en aguas cálidas y cristalinas rodeado de corales. Disfrutar de la compañía de mis amigos compartiendo sensaciones y charlas en bañera al atardecer

No tardamos en cambiar de islas, aunque no de paraíso, una navegada mañanera aún con vientos contrarios, nos proyecta al mundo de los Roques, archipielago que el pasado año tuve el placer de recorrer navegando entre intrincados islotes y arrecifes y fondeando en solitarias playas.


Carlos también está ansioso de recorrer lugares en los que pasó inolvidables momentos junto a su mujer, cuando arribaron con el Rebeca III el pasado año, yo también rememoro algo parecido, pero los actuales acontecimientos han convertido en 2011 un año nefasto.


Cayo Agua, Dos Mosquises, Agustín, Carenero, Crasqui, buceamos aquí y allá, pescamos, cocinamos, charlamos y vivimos el momento con gran intensidad y más cuando mis amigos disponen de días limitados.
La vida en el Gran Roque sigue sin variar un ápice, corruptelas con las autoridades, trapicheos en el abastecimiento y las pizzas de Pedro tan buenas como siempre.

Ya solo nos queda la última etapa, el salto a Puerto la Cruz, esperamos para ello el momento oportuno en la boca de ebastopol, como agazapados detrás de la puerta para salir en cuanto remita un poco el ventarrón que lleva tres días soplando, mientras tanto, no desaprovechamos el tiempo, langostas de menú en las más diversas especialidades hacen que la estancia sea de lo más amena.


Por fin un viernes salimos, dejamos la puerta abierta para mi regreso en unos días. Mis amigos plenos de sensaciones y yo con el chip en próximas navegaciones en compañía de nuevos amigos y más tarde en solitario.
Me atrae la idea de sentir la sensación de Roques en solitario, cosa que hasta ahora no había ocurrido,
El giro al Caribe ha sido cerrado, en otro momento resumiré de una pasada sensaciones del bucle realizado.

Angel Viana

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