viernes, 21 de mayo de 2010

ORGULLOSO DE TENER BUENOS AMIGOS

El obligado parón en Martinica me ha sido fructífero, por varios motivos; a parte de avituallarme y otras labores menores de mantenimiento, el cambio de la jarcia fija del Bahía, me ha dado un plus de tranquilidad, no es que fuera de urgencia su sustitución, pero son muchas las millas navegadas en siete años y más vale prevenir.
Pero lo más importante de la recalada en Le Marin, es la llegada de mi gran amigo Carlos, que por circunstancias un poco rocambolescas, no había navegado en el Bahía desde hacía una buena temporada.

La generosa humanidad física y carismática de este hombre pronto inunda el barco con su presencia. Le ha faltado tiempo para venirse al otro lado del “charco” a comprobar que mis soledades no son perniciosas y de paso disfrutar en compañía, del incomparable sabor caribeño de las Granadinas.

Sin demora, ponemos rumbo sur hasta la isla de Bequia, una buena navegada de casi un centenar de millas, en la que disfrutamos, además del viento, recordando viejos tiempos, aquellos cuando hace poco más de cinco años, Carlos, de apariencia osca y un poco malencarada, se embarcó por primera vez en el Bahía, de la mano de nuestro común amigo Guillermo.
Han cambiado mucho las cosas desde entonces, tanto por su parte como de la mía, desde aquél día, cuando le preguntaba por lo bajo a Guillermo, de donde había sacado semejante individuo, que además no paraba de fumar.
Como nos reímos hoy de aquél encuentro, cuando las cosas no son lo que parecen, ni parecen lo que son, quien me lo iba a decir, que media década después, iba a ser uno de mis mejores amigos.

La arribada nocturna a Bequia, supone el reencuentro con el Cap's III y tres días disfrutando del incomparable marco antillano.

Carlos, me comentaba que se siente orgulloso de poder enseñarme a procurarnos el sustento bajo las aguas, pues su paso por Roques este pasado invierno, lo ha convertido en un experto, en el arte del submarinismo. Pronto me hago con sus enseñanzas y pronto también, podemos disfrutar de unos buenos platos a base de langosta, para lo cual se necesita unas directrices precisas, donde y como hay que pescarlas y una buena dosis de maña para su captura.
Continuamos la navegación hasta los Cayos de Tobago, ha sido muy divertida por el intercambio cancionero improvisado, entre Virginia y Carlos, por radio, nos han hecho pasar un buen rato.


El retorno al lugar emblemático de las Granadinas, nos descubren aguas color turquesa, arrecifes de vivos colores y langostas, muchas langostas.
Pero a todos los paraísos, en este mundo mercantilista, que vivimos, se le pone coto. De un par de años a esta parte, lo han declarado parque natural, con selectivas normas, para los turistas, y el consiguiente peaje, pero nosotros, no muy de acuerdo con ciertas normativas, nos las saltamos, convirtiéndonos en moderados furtivos, para solaz de nuestros apetitos gastronómicos y culinarios.

Para los cuatro ha sido toda una experiencia la visita a la pequeña isla de Baradal, nadar con tortugas en la playa y fotografiar las iguanas que habitan entre los matorrales.

Buceos de pesca, paseos por Petit Bateau, conversaciones a bordo, buena comida, tres días por la zona que nos ha dejado muy buenos recuerdos y las amistades, que cada día se hace más fuertes.
Me siento orgulloso de mis amigos


Angel Viana

2 comentarios:

  1. Se nota que la paella es tuya, ja,ja,ja.

    ResponderEliminar
  2. Como tiene que ser, invitando a unas nativas (langostas) a compartir mesa y mantel, y yo con estos pelos ;-)

    ResponderEliminar